LA PRIMERA VEZ
Marta estaba preparando la comida , ese día había comprado un pato para asar, sabía que a su marido ese plato le encantaba. Dos horas llevaba en la cocina elaborando esa receta, no quería que nada lo estropeara. En el salón, su marido , que acababa de llegar del trabajo, estaba sentado en el sofá con los pies en su escabel, viendo un partido de futbol, su equipo favorito jugaba la liga. Desde la cocina Marta oyó que su marido la llamaba , respiró hondo, se enjugó las lagrimas y se apresuró a ir al salón ; casi sin hacer ruido se sentó junto a él en una silla. Su marido alargó la mano , estrujó un bote de cerveza que había acabado y se lo tiró a Marta encima. Ella se levantó temblando y fue hasta la cocina para llevarle a su marido lo que le había pedido. Marta no quería disgustarlo, no debía hacer nada que le enfadara, el bote de cerveza debía tener el punto justo de frío o se llevaría un puñetazo. Aún le dolía la patada que le dio en la rodilla por la mañana cuando él no encontró unos papeles que necesita llevar a la oficina.
En ese momento Marta recordó la primera vez que fue invitada a comer en casa de sus suegros, de eso hacía ya unos cuantos meses. No podía olvidar ese día , cuando sentados en el salón comedor, su suegro llamaba a su esposa y esta acudía como una ardillita, casi sin poner los pies en el suelo, con un bote de cerveza frio y le retiraba el que ya una vez acabado y estrujado su suegro había tirado al suelo. Esa primera vez se percató de cómo su madre se sentaba en el borde de la silla con la espalda recta y sin apoyarse en el respaldo; o de cómo llevaba gafas oscuras dentro de casa. Estaba tan cegada que no se dió cuenta la primera vez.
Marina, que triste esta primera vez.
ResponderEliminarEspero que no sea reflejo de una experiencia tuya personal.
Que fuerte.
Besos
Has tocado un tema tremendo que me pone la leche muy agria.
ResponderEliminarTuve una amiga con ese problema. digo que tuve, porque hace unos quince años que perdí el contacto, pero es lo que le pasaba. Tanto con su marido, como con el amante que tuvo después de dejar al marido. Ella misma decía que era un imán de indeseables. Pobrecilla.
Un beso Marina
Tag cariño, afortunadamente no es mi caso, tengo un marido maravilloso,pero en mis talleres con mujeres tengo que luchar con ello.
ResponderEliminarArdilla reconozco que es un tema escabroso,que a mi me pone muy triste,lo he escrito por si alquien le sirve esa primera vez,son sintomas que delatan al violento, al agresor. Espero que esto ayude a reconocerlos y salir corriendo. Un saludo.
TAN REAL EL RELTO, SACADO DE LA VIDA MMISMA¡¡¡
ResponderEliminarUN CASO COMO TANTOS OTROS
MUY BUENO¡¡¡
TE DEJO UN BESO
Hola Marina,
ResponderEliminarUff...Un relato estremecedor. Ojalá te lean....y detecten a estos tipejos.
Saludotes.
Esta lleno de esos tipos horribles, y lo peor es que hay mujeres que aguantan ese trato. Que pena.
ResponderEliminarUna primera vez triste pero muy bien contada
saludos
¡Qué triste y cuánta realidad (tal vez pasada), existen en tus palabras!
ResponderEliminarHasta hace poco tiempo, las cosas eran así. Hoy, ya todo ha cambiado... bueno ¿será verdad?
Un abrazo
Muy triste la historia. Lo mejor es no dejar que se repita una segunda vez y dejar a esa persona sola con sus neuras.
ResponderEliminarUn saludo
Menudo relato Marina, me has puesto los pelos de punta! Yo tengo una novela escrita sobre el maltrato (aún no publicada porque no encuentro quien lo haga!) y he escrito muchos artículos sobre el mismo pero no me curo de espantos y cada vez que leo algo así me estremezco en pensar cómo pueden vivir tan ciegas esas víctimas del maltrato.
ResponderEliminarEso probablemente es porque el agresor es un encantador de serpientes...
Un abrazo sin sumisión
Me has puesto los pelos de punta.Estremecedor.Un relato bien logrado.Esperemos que no muy tarde se quede sólo en ficción.
ResponderEliminarbuffffffffffff muy bien escrito y tocas un tema demasiado frecuente y demasiado triste, que les une a esas bestias no lo entiendo, pero deberian buscar una vida mejor, y mas en nuestros dias...
ResponderEliminarDespues de leer un monton de buenos relatos,que me han encantado, siento haber aguado la fiesta con esto tan triste, pero este relato me rondaba por la cabeza durante dias y creí que seria buen momento.Creo que debia descargar esto para sentirme mejor.Aunque no se me vá, espero que se minimice mis sentimientos. Gracias por vuestros comentarios, me ha ayudado mucho. Un saludo a todos.
ResponderEliminarUfff.
ResponderEliminarPues es un relato un poco duro, pero para nada criticable. Esas cosas desgraciadamente están a la orden del día.
Un abrazo
Jo, un relato crudo y duro, pero no es fantasía y tristemente es muy real. Estremecedor.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, Marina: Es cierto que es un tema triste. Pero desgraciadamente, casi todos los días hay noticias de estos tipejos.
ResponderEliminarHay algo muy importante en tu relato que quisiera resaltar. De padres maltratadores, "salen" hijos maltratadores. Si muchas mujeres no saben pensar en ellas y poner freno al maltrato, que piensen en sus hijos.
Y otra cosa. El maltrato no es sólo cosa de hombres. Hay mujeres que también lo ejercen.
No me olvido de eso.
Y no has aguado la fiesta. Lo importante es que te has sentido mejor al contarlo.
Un abrazo.
Que triste historia de maltrato, pensar que cuando era una niña, veía mucho ese trato entre adultos, gracias a Dios no a mi madre, pero si a vecinas. Saludos.
ResponderEliminarPuro terror, Marina, se me han puesto los pelos de punta. Lo único que me atrevo a decir, sean quienes sean, ese tipo de personas no tiene cabida en este mundo. Quizá ellos son los primeros en darse cuenta y por eso intentan imponerse de un modo tan salvaje. Una verdadera tristeza.
ResponderEliminarBikiños
Tremendo relato, con dolor te lo digo, me opongo firmemente y no respondo a ningun tipo de maltrato, es más, la impunidad en estos casos ha de nula, nadie tiene ese derecho de destruir. Me indigna que esto siga sucediendo.
ResponderEliminarMuchos besos.
Nyma
Qué terrible historia!...y lo peor es que no dista muchas historias reales que sobreabundan en muchas sociedades, donde el machismo es ensalzado y el sometimiento femenino pasa a ser sinónimo de "matrimonio"...cárceles son en realidad y hay que luchar a gritos para que se acaben1
ResponderEliminarOriginal y comprometida manera de sumarte aesta aventura de compartir el bus de este sábado.
Ha sido un gusto pasar a conocerte!
nos vemos!
Gracias Marina por ser coherente con los tiempos y las realidades que vivimos y convivimos. La sumisión ante la crueldad ya sea psiquica, fisica no debería existir, no se debería tolerarse.
ResponderEliminarNo hace falta escribir sobre experiencias personales, no siempre cuanto escribimos responde a nuestra realidad, aunque esta sea cercana a nosotr@s.
Un fuerte abrazo.
PD. Como ya he dicho, anteriormente, en otros blogs, gracias por tus visitas al mio, y disculpa si en estos últimos tiempos, mis visitas se han relajado... no siempre disponemos de tiempo.
Marina, guapa, espero que esto solo sea algo literario y no real.
ResponderEliminarEs damsiado duro para acabarlo de leer y no estremecerse uno...
Desgraciadamente, este tema, aborda nuestra sociedad y somos muchas personas que podemos sufrirlo o lo han sufrido.
No hay que cerrar los ojos, nunca, pr ninguna de las tres partes.
Un abrazo y un beso enormes guapísima!!!
caray que bueno es duro ,supongo que es INVENTADO ,POR CUALQUIER COSA pienso que la vida real es asi llena de coss llenas de dolor
ResponderEliminarsaludos arriba y animo
La primera vez debería ser siempre la última, si las mujeres fuéramos un poco más fuertes y con más autoestima. Yo aún confío en que lo lograremos. En la educación de nuestros hijos está la clave.
ResponderEliminarEstoy con Teresa. Un triste Sábado literario el que nos has dejado aquí, pero está muy bien escrito, con mucha precisión.
ResponderEliminarUn beso
Juanma
Vengo leyendo los relatos del sábado literario, aunque ya un poco tarde, y el tuyo me ha parecido estremecedor. El tema de los malos tratos es tan habitual en nuestra sociedad que a veces lo olvidamos, relatos como este nos ayudan a recordar, a no bajar la guardia.
ResponderEliminarMuy bueno,
Un beso